viernes, 6 de junio de 2014

¿Qué son las nubes?, de P. P. Pasolini



¿Qué hacemos los espectadores?

(Capriccio all’italiana, largometraje estrenado en Roma el 13 de abril de 1968 y que nunca accedió a las salas cinematográficas argentinas, está integrado por seis episodios: dos firmados por Mauro Bolognini y los cuatro restantes por Mario Monicelli, Pier Paolo Pasolini, Franco Rossi y Pino Zac y Steno. Una oportuna iniciativa de Cine Club Rosario y del Consulado General de Italia en esa ciudad rescató, como parte de un plan de difusión de la cultura italiana, la participación de Pasolini, llamada Che cosa sono le nuvole?, la subtituló en castellano y la editó en formato VHS. Puede accederse a ella en las videotecas de la embajada italiana o de los consulados que representan a dicho país en las provincias argentinas).



Dos series de acciones abren el film, articuladas a través de un montaje alternado y de una voz que en una serie es in y en la otra off. Por un lado las que ejecuta un estercolero, interpretado por un cantante de inmensa popularidad en el momento del rodaje, que mientras canta recoge la basura y la coloca en un camión recolector; por el otro vemos aquellos procedimientos por los que se termina la construcción de un títere con el tamaño de una persona, manifiestamente interpretado por un actor, y se lo coloca junto a otros a la espera del momento en que deberán entrar en acción. El recién construido, que acaba de nacer, pregunta sobre lo que ve y lo que oye, le responden que el basurero es alguien que junta los muertos y se va. Tenemos entonces un cantante que interpreta a un basurero, que, en un nuevo desplazamiento, es definido como un empleado de pompas fúnebres y un actor que encarna a un títere, a su vez pintado y maquillado para representar a Otelo en una particular adaptación del texto shakespereano. Pero también tenemos dos extremos, el nacimiento y la muerte, conectados a través de un procedimiento narrativo cinematográfico, aunque tomado de la literatura, que los coloca en una relación dialéctica, forma del pensamiento que atraviesa todo el film.

Después, un llamativo movimiento de cámara parte del suelo, de la abandonada reproducción, que apenas puede entreverse, de un cuadro de Diego de Silva Velázquez (1599-1660) sobre el que, como si fuera un afiche, una faja anuncia la exhibición de La Terra vista dalla Luna, episodio también firmado por Pasolini en otra película colectiva Le Streghe (1967) –en Argentina: Nadie engaña a una mujer–, sube y recorre otras reproducciones de cuadros del mismo autor que sirven para anunciar próximos estrenos, para finalmente detenerse en una que calca a Las Meninas o La familia de Felipe IV o La Señora Emperatriz de Austria (1656), sobre la cual están pegadas otras dos fajas de papel: la primera dice “Oggi” y la otra “Che cosa sono le nuvole? Regia: Pier Paolo Pasolini”. Esta fusión, abiertamente deliberada, del célebre cuadro con el episodio obliga a detenerse. Si en esta pintura de Velázquez el lugar que se le señala al espectador, mirado por casi todas las figuras que entran en la composición, es el que correspondería al Rey y a la Reina, Felipe IV y Mariana de Austria, reflejados en el espejo del fondo ¿cuál es el lugar que le reserva Pasolini dentro de la historia?

El lugar del pueblo, que como espectador presencia una representación de Otelo, pero también otro lugar, más privilegiado, que le permite asistir a las pocas situaciones que ocurren entre bambalinas además del prólogo y el epílogo: diálogos fuera del texto entre los títeres que representan a Otelo y a Yago y algún otro entre el primero y el titiritero, quien detenta el poder supremo sin ser visto ni conocido por el público, que de a ratos parece un dios y en otros un psicoanalista (lugares de poder equiparados por el discurso). Así como también le permite ver las intervenciones de la pareja de músicos, a veces pautadas y a veces no, que acompañan, ocultos, la puesta en escena, siempre presentados en planos que espacialmente no se articulan con los otros como volviendo obvia la utilización de la música over en cualquier película. Es decir que por un lado Pasolini dispone al espectador de su trabajo como un miembro más de la platea, popular insisto, y por el otro le permite ventajas propias de quienes se ubican en otro estamento social. Cuando la platea inicia una rebelión subiéndose al escenario y alterando el curso de la historia (¿la Historia?) queda a cargo del asistente a la película la actitud a tomar. De la misma manera que Velásquez se incluía pintando dentro de los límites de su ya mencionado cuadro célebre, Pasolini se incluye dentro de su trabajo de corta duración dejando al descubierto no sólo cómo se construye una representación, sino también cómo ésta crea diversos tipos de espectadores. Acá éstos no son el Rey y la Reina, ausentes del campo y encarcelados en un reflejo, sino que pueden también constituirse como actores.

El movimiento popular destroza a Yago y a Otelo, pero Pasolini no olvida que son nada más que títeres que deben decir, so pena de ser dados de baja, un texto que no les pertenece. Y entonces les concede uno de esos maravillosos arrebatos líricos, de esas epifanías en las que es tan pródiga su filmografía. Ya arrojados por el sepulturero (el estercolero cantor) a un basural, desde allí, y sólo desde allí, desde su agonía, convertidos en hombres porque ya no sirven más para títeres, observan la naturaleza. El más joven dice: “Y eso ¿qué es?”. El más viejo le responde: “Aquellas son...son las nubes”. “¿Y qué son las nubes?”. “Quién sabe”. “¡Qué hermosas son! ¡Qué hermosas!”. “¡Dolorosa, maravillosa belleza de lo creado!”. La imagen congelada de las nubes recortándose en el cielo cierra el film.

Dentro de la ejemplar producción cinematográfica de Pier Paolo Pasolini, los tres trabajos realizados con Totó y Ninetto Davoli como protagonistas –Uccellacci e Uccelini (1966), La Terra vista dalla Luna y éste que reseñamos- logran conjugar tres aspectos que rara vez están juntos: una reflexión tan sutil como profunda sobre la situación histórica contemporánea a su rodaje, una deconstrucción de los mecanismos del relato cinematográfico: es decir la propuesta de lo que el cineasta llamó “cine de poesía” y la transmisión del estado de felicidad en el que han sido hechos.


 
Ficha técnica:

¿Qué son las nubes? [Che cosa sono le nuvole?]
Italia, 1967.
Italiano, color, 20m.
Dirección y guión: Pier Paolo Pasolini.
Intérpretes: Totó (el títere que representa a Yago), Ninetto Davoli (el títere que representa a Otelo), Domenico Modugno (el basurero cantante), Franco Franchi (el títere que representa a Casio), Ciccio Ingrassia (el títere que representa a Rodrigo), Laura Betti (el títere que representa a Desdémona), Adriana Asti (el títere que representa a Bianca), Francesco Leonetti (el titiritero).
Fotografía: Tonino Delli Colli.
Montaje: Nino Baragli.
Música: Domenico Modugno.
Dirección artística: Mario Garbuglia.
Vestuario: Jürgen Henze.
Producción: Dino di Laurentiis.

EMILIO TOIBERO.

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